Llevamos ya bastantes meses de crisis, y ¡lo que aún nos quede!

Son muchas las personas que han tenido la suerte de poder disponer de algunos ahorros que habían podido guardar previamente. Pero también han sido muchas las que no han tenido esa suerte, y muchas son también quienes ya no disponen, ya se les han terminado.

Y ahora ¿Qué?

Pues ahora, y también los que puedan tener esa suerte, pueden disponer del préstamo de unos familiares.

¡Cuidado! ¡No vayamos a hacerle la puñeta!

Sí, todos sabemos que vivimos en una sociedad en la que casi todo está  regulado por la “dichosa hacienda” y podemos hacer algo que pueda tener una repercusión no deseada, ya que lo que se hizo fue un acto de muy buena voluntad.

Podemos distinguir entre donación y préstamo. Y éste puede ser con intereses o sin intereses. Pues bien, todo se puede hacer y es muy bueno hacerlo, sobre todo en tiempos de crisis, pero cuidado, de hacerlo de forma correcta a hacerlo simplemente de buena voluntad nos puede traer un disgustillo.

Si la donación se hace de forma correcta, se documenta como nos posibilita la normativa legal, quedará casi exenta, es decir, casi sin pagar impuestos.

En el caso del préstamo también puede ocurrir lo mismo, puede conllevar el pago de impuestos o no, y eso aunque no se cobre intereses a nuestro familiar, e incluso puede quedar, llegado el caso, a cuenta de herencia.

Pero para eso se tiene que contar con el asesoramiento de un profesional.

Para que ese préstamo, que se hace de buena voluntad, no nos traiga un dolor de cabeza, hemos de documentarlo y hacerlo conforme a ley.

¡Lo mejor! Un buen asesoramiento previo. Mucho más económico en relación a las consecuencias que pueden derivarse de hacer las cosas mal.

¡Puedes contar con nosotros!